DE MÍ MISMO
¡Cuántas veces he roto
aquellos mamotretos
en donde conservaba
mis mal forjados versos,
porque me figuraba
que en boca de un guerrero
disuenan las ternezas
fastidian los requiebros!
Pero entonces la Musa,
juntando con empeño
los trozos esparcidos
acá y allá en el suelo,
me decía enojada:
¿Quién te ha dicho que el pecho,
en donde yo resido,
es débil, sin aliento?
Díganlo por mí Ercilla,
Mendoza, Rebolledo,
Garcilaso y Cadalso,
honor de los modernos.
Los unos sus laureles
con mirto entretejieron
y los otros con sangre
sellaron sus trofeos.
Las almas apagadas,
los cuerpos como hielo
no sirven para Marte,
no son gratos a Venus,
ni en el Parnaso encuentran
el más humilde asiento
pues el Dios que allí manda
es todo luz y fuego.
Así toma la pluma,
continúa escribiendo,
que la trompa y la lira
saben sonar de acuerdo.
A su voz no resisto,
su mandato obedezco,
tomo la pluma y sólo
me inspira el pecho versos.
Conde de noroña
(1760-1815)
recopilación de poemas (1799)
José Iglesias de la Casa
SIENDO YO TIERNO NIÑO…
Siendo yo tierno niño,
iba recogiendo flores
con otra tierna niña,
por un ameno bosque,
cuando sobre unos mirtos
vi al Teyo Anacreonte,
que a Venus le cantaba
dulcísimos canciones.
Voyme al viejo y le digo:
«Padre, deje que toque
ese rabel que tiene,
que me gustan sus sones.»
Paró su canto el viejo,
afable sonriome,
cogiome entre sus brazos
y allí mil besos diome.
Al fin me dio su lira,
toquela, y desde entonces
mi blanda musa sólo,
sólo me inspira amores.
José Iglesias de la Casa
(1748-1791)
Juan Meléndez Valdéz
A MIS LECTORES
No con mi blanda lira
serán en ayes tristes
lloradas las fortunas
de reyes infelices,
ni el grito del soldado
feroz en crudas lides,
o el trueno con que arroja
la bala el bronce horrible.
Yo tiemblo y me estremezco,
que el numen no permite
al labio temeroso
canciones tan sublimes.
Muchacho soy y quiero
decir más apacibles
querellas y gozarme
con danzas y convites.
En ellos coronado
de rosas y alelíes,
entre risas y versos
menudeo los brindis.
En coros las muchachas
se juntan por oírme,
y al punto mis cantares
con nuevo ardor repiten.
Pues Baco y el de Venus
me dieron que felice
celebre en dulces himnos
sus glorias y festines.
Juan meléndez valdéz
(Badajoz, 1754 - Montpellier, 1817)
José Cadalso
VUELVE, MI DULCE LIRA…
Vuelve, mi dulce lira,
vuelve a tu estilo humilde,
y deja a los Homeros
cantar a los Aquiles.
Canta tú la cabaña
con tonos pastoriles,
y los épicos metros
a Virgilio no envidies.
No esperes en la corte
gozar días felices,
y vuélvete a la aldea,
que tu presencia pide.
Ya te aguardan zagales
que con flores se visten,
y adornan sus cabezas
y cuellos juveniles.
Ya te esperan pastores,
que deseosos viven
de escuchar tus canciones,
que con gusto repiten.
Y para que sus voces
a los ecos admiren
y repitan tus versos
los melodiosos cisnes,
vuelve, mi dulce lira,
vuelve a tu tono humilde,
y deja a los Homeros
cantar a los Aquiles.
Ocios de mi juventud, 1973.
A UN HÉROE, ADVIRTIENDO QUE APRECIE A LOS POETAS, PORQUE ELLOS TRANSMITEN A LA POSTERIDAD LAS HAZAÑAS DE LOS HOMBRES GRANDES
Los lauros que en la lid habéis ganado
a Marte no ofrezcáis agradecido;
vuestro nombre, y el triunfo conseguido,
quedará en pocos años sepultado
en el eterno olvido.
Mas si con esas victoriosas manos
os despojáis del ramo de la gloria,
y a Febo dedicáis vuestra victoria,
las musas a los siglos más lejanos
llevarán la memoria.
José cadalso
(1741-1782)
Ocios de mi juventud, 1973.
Etiquetas: littérature, poesia y escritos, Rococo
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